Arranca un nuevo ciclo escolar en Argentina y tenemos un temazo en agenda: “la inteligencia artificial”. Es un área que lleva muchos años de desarrollo, pero está desembarcando fuerte en la educación. Cabe aclarar que hago referencia al ámbito educativo, solamente, por ser lo que nos convoca a quienes tenemos la docencia como profesión, y por ser lo que nos incumbe a quienes formamos parte de la ADICRA.
Uno de los desafíos más importantes de la escuela frente a la inteligencia artificial es asegurarse de que los estudiantes desarrollen habilidades y competencias que les permitan adaptarse a un mundo en constante evolución, en el que la IA jugará un papel cada vez más relevante. Esto incluye, por ejemplo, fomentar habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad y la capacidad de colaborar con otros para enfrentar desafíos complejos. También es importante que los estudiantes desarrollen un conocimiento básico sobre cómo funciona la IA y cómo puede afectar la sociedad, incluyendo aspectos éticos y de privacidad. Además, la escuela también debe preparar a los estudiantes para trabajar junto a la IA, y enseñarles a aprovechar las oportunidades que la tecnología puede ofrecer para mejorar la vida de las personas. (ChatGPT, 11/2/2023. ¿Cuál es el desafío de la escuela frente a la IA?)
El párrafo anterior, según se aclara, es la respuesta automática producida por un sistema de inteligencia artificial, a la pregunta “¿Cuál es el desafío de la escuela frente a la IA?” Pretendí citar respetando las normas generalmente utilizadas, aunque tendremos que consensuar de qué manera proceder con este chatbot que oficia de… ¿co-autor? Más allá de la incipiente polémica, el cambio que están planteando estas herramientas es exponencial. A tal punto que debemos repensar los instrumentos que utilizamos para enseñar y para evaluar aprendizajes en todas las asignaturas. Pero no es el punto de esta reflexión. Aquí voy.
Desde hace unos meses a esta parte, los medios de difusión masiva están dando espacio a noticias relacionadas con las herramientas de IA existentes, sus alcances y posibilidades. Por lo tanto, están entrando en conocimiento de la sociedad en su conjunto, y, progresivamente, dejando de ser solo “para entendidos”. Si bien los cambios son procesos y hay algunas evidencias de querer que las Ciencias de la Computación sean parte de la formación escolar, llegó el momento de poner el pie en el acelerador. El chatbot de la IA que consulté fue eficiente al responder: “(…) es importante que los estudiantes desarrollen un conocimiento básico sobre cómo funciona la IA y cómo puede afectar la sociedad, incluyendo aspectos éticos y de privacidad.” Haciendo un mapa conceptual ligero alrededor de los conceptos “inteligencia artificial”, “tecnología”, “ética”, “privacidad”, enseguida saltan las relaciones estrechas. Nuestros chicos y chicas deben aprender de qué se trata la IA, cómo funciona, para qué sirve, en qué ámbitos se crea y de qué manera. También, pensar de manera crítica acerca de cuáles son sus potencialidades y debilidades (actuales y futuras), con el objetivo de mejorar el mundo, porque los desarrollos tecnológicos siempre provienen de decisiones humanas. Me parece que no caben dudas al respecto.
La pregunta que me hago y les hago, a quienes quieran hacer algo para que las diferencias en algunas áreas de la formación de nuestros/as estudiantes, no sean tan notorias es: ¿en cuál contexto, si no es en el de la Informática como materia, sería posible que estos conceptos, habilidades y valores se adquieran y desarrollen? Suena duro de leer, pero en provincia de Buenos Aires, por ejemplo, la asignatura Informática solo está presente en 4º año del nivel secundario. #LaInformáticaComoMateria no es un lema caprichoso. Realmente creemos que enseñar determinados contenidos de nuestra disciplina, en forma transversal, como se está planteando, no resultará eficaz. Sabemos que la implementación de nuevos espacios para dar lugar a la informática, no es sencilla por múltiples razones, pero el sistema educativo debe garantizar una educación de calidad, acorde a los tiempos que corren, para todos nuestros chicos y chicas y en todas las jurisdicciones de nuestro país.