El 20 de julio de 1969 los astronautas Neil Armstrong y Edwin E. Aldrin posaron el módulo Eagle sobre la superficie de la Luna. Habían partido cuatro días antes a bordo del monumental cohete Saturno V junto con Michael Collins, quien estaba a cargo del módulo de comando Columbia, . La misión Apolo 11 de la NASA cumplía así su objetivo de llegar a la Luna, luego de varios años de proyectos, desarrollos y misiones previas que fueron alcanzando, en cada caso, sus respectivos objetivos.
Por aquellos años el enfrentamiento político y militar entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se conocía como la Guerra Fría, un estado de aprestamiento bélico continuo y permanente aunque sin enfrentamientos directos. Pero en el plano aeroespacial la competencia era muy caliente. Desde fines de los cincuenta ambas potencias se habían embarcado en una carrera tecnológica financiada con presupuestos exorbitantes. Finalmente el alunizaje de la misión Apolo y sus tripulantes marcó el dominio estadounidense pero al mismo tiempo dejó para siempre un hito científico y tecnológico para la historia de la humanidad: el ser humano caminaba sobre la Luna.
La cantidad de soluciones tecnológicas que fueron necesarias para la hazaña fue extraordinaria. El éxito de las misiones Apolo puso en la mente de todo el mundo la posibilidad de habitar nuestro satélite natural y hasta, porqué no, otros planetas. Todo indicaba que estábamos ante una nueva era. Pero las cosas no resultaron como se esperaba. Poco a poco los costos y las dificultades fueron desdibujando aquellas fantasías de dominio espacial hasta darle un futuro incierto. Sin embargo, fue cierto: el mundo cambió, aunque de una manera impensada. Las tecnologías desarrolladas para realizar aquel viaje a la Luna, revolucionaron la vida dentro de nuestro planeta: hoy viajamos más lejos y más rápido, estamos más comunicados y disponemos de acceso a enormes cantidades de datos, como nunca antes en la historia de la humanidad. Ninguno de estos avances hubiese sido posible sin el impulso dado por el desarrollo tecnológico de las computadoras.
La informática que nos llevó a la Luna
Gracias al cine hoy conocemos los aportes tanto tiempo invisibilizados de la matemática Katherine Johnson y sus dos colegas, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, quienes trabajaron para la NASA en la carrera espacial. Utilizando sus cálculos, John Glenn se convirtió en el primer astronauta estadounidense en hacer una órbita completa alrededor de la Tierra. Más tarde supervisaron y programaron las primeras computadoras empleadas para los cálculos de las misiones Apolo.
Los desafíos que debieron resolver aquellos pioneros de la informática parecían imposibles. Las tecnologías empleadas hasta ese entonces en las computadoras no servían para el ambiente espacial ni reunían los requisitos mínimos de tamaño y consumo de energía como para ser incorporados a al módulo de comando de una nave. La creación del circuito integrado por Jack Killby y Robert Noyce fue fundamental para eso. La computadora de navegación AGC (Apollo Guidance Computer) construida e instalada para la misión utilizaba 2000 palabras (cada una de 16 bits) de memoria temporal y 36.000 de memoria fija. La tecnología empleada en ellas era muy especial: utilizaba una memoria de cuerdas o memoria soga tejida a mano con cables de cobre y anillos de hierro que registraba cada bit correspondiente al programa. Esta era la única alternativa de hardware que permitía que el software sobreviva a los rayos cósmicos del espacio exterior.
Margaret Hamilton fue una ingeniera en sistemas clave para el desarrollo del programa de control del módulo lunar Eagle. Este código está disponible en línea y existe un proyecto para recrear su funcionamiento virtual. La solidez del programa quedó demostrada cuando detectó un problema en los sistemas y salvó la misión. Ocurrió minutos antes del alunizaje, cuando las computadoras que controlaban la operación de la misión estaban a punto de colapsar por estar ejecutando demasiadas tareas al mismo tiempo. El software generó automáticamente el correspondiente aviso antes del desastre, solicitando verificar sistemas prioritarios y liberar la memoria de las rutinas que corrían sin necesidad. El código escrito por Hamilton y su equipo permitió así encontrar el problema y liberar a la computadora sobrecargada del Eagle de las tareas sin importancia, llevando a los astronautas a un descenso seguro y logrando que la misión Apolo 11 alunizara con todo éxito.
Ver más en:
Ariel Torres – La Nación – La computadora de navegación del Apolo estrenó muchas de las tecnologías que usamos hoy
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-computadora-navegacion-del-apolo-estreno-muchas-nid2267431
El Tiempo – La mujer que escribió el código para lograr la misión Apolo https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/la-mujer-que-escribio-el-codigo-para-lograr-la-mision-apolo-11-388950
GitHub – Original Apollo 11 Guidance Computer (AGC) source code for the command and lunar modules
https://github.com/chrislgarry/Apollo-11/
Virtual AGC — AGS — LVDC — Gemini
http://www.ibiblio.org/apollo/
Comentarios 1